jueves, 29 de octubre de 2015

TEMBLANDO DE FRÍO



Temblando de frío



Muero esperándote en casa, recordando las mentiras que dijiste sobre que estaríamos juntos para siempre. No sé cómo lo has hecho, pero la simple luz en contacto con mi piel me resquebraja en mil pedazos. Y duele.


Seguramente te parezca exagerada, incluso psicótica, pero de verdad estoy muriendo, me estoy apagando y no dejo de llorar al recordar lo que eras, lo que éramos… Y tiemblo, pero no de emoción, sino porque eres tan…

No sé qué hago aquí sentada escribiendo estas líneas.

Todo el mundo lo sabía. Apuesto hasta que salió en las noticias. Es lo mismo, seguiría sin creerlo, y si lo creyera, tú me convencerías de que los demás mienten y habría apostado por ti, porque creía en ti.

Tuviste muchas oportunidades para decirme la verdad. ¿Qué coño te pasa? ¿Me escuchas cuando te hablo? ¿Te importa lo que digo? ¿Te importo yo acaso? No. Me miras, pero me miras a través, no miras dentro. Haces como si nada. Tranquilo, porque la venganza va a ser más dulce de lo que jamás lo fuiste tú.

No puedo detener los pensamientos que me llevan a valorar las diferentes opciones. ¿Qué debo hacer? Tú eres el culpable, me prometiste que nada de esto pasaría, que nunca me dejarías, que me amarías para siempre. Y me lo creí. Fui la tonta que nunca quise ser. Soy la tonta que nunca he querido ser, enamorada de tus palabras, enamorada de tu piel, enamorada de ti. ¿Te hace sentir bien saber que soy menos que tú, que me tienes a tu merced? ¿Te hace sentir fuerte, poderoso, un hombre?

¿Qué he hecho para merecer esto? ¿Qué te he hecho para que me excluyas de tu vida? ¿Soy masoca? ¿Me gusta que me trates así? ¿De esto va el juego? Solía dar gracias a Dios de tenerte en mi vida, pero ahora rezo para que me ayude a olvidarte, ¿sabes por qué?

Porque me estoy muriendo. Pudriendo por dentro intentando rescatar los sentimientos que nos unieron, pero vuelven las mentiras de que tú y yo permaneceremos juntos para siempre. Y la luz me toca y me rompe. Y sigo muriendo, llorando entre tantos recuerdos que me hacen temblar, pero no de emoción, sino porque eres tan…

Frío.

Frío: como el color de tus ojos, como el hielo que cubre tu piel, como el hermetismo de tus sentimientos…

Y ya puestos a mentir, al menos sé un hombre y miénteme a la cara. Cobarde. Así podrás ver mis lágrimas convertidas en sangre al arrancarme de cuajo todo lo bueno que había en mí para ti.

¿Te preguntas por qué? ¿Por qué me enamoré de ti? Ni siquiera puedo encontrar las palabras adecuadas. Yo solita me metí de lleno en el infierno. Sin embargo, ya no aguanto más, ya no voy a esperar a verte quemar, porque nada puede salvarte y te darás cuenta de que no eres nadie.

¡Que te jodan! ¡Te odio!

¡Te quiero! ¡Te necesito!

Quiero correr. Quiero huir. Quiero escapar. Quiero perderme, pero nada de esto tiene sentido si no me vas a encontrar. Y me pregunto si deberíamos ser amigos, si debería seguir arrastrándote en mis sentimientos, porque…

Me estoy muriendo. De verdad que muero cada vez que recuerdo cómo me decías que me querrías para siempre, que siempre sería tu nena… Y lloro, desconsolada, cada vez que caigo en un nuevo recuerdo que me hace temblar, pero no de emoción, sino de…

Frío.


Y ya no serás tú quien me abrace cuando tiemble de frío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario